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¿Cómo podemos mejorar la productividad laboral en nuestro hogar?

26 octubre, 2022

En la actualidad ha cambiado mucho la forma de enfocar algunos empleos, y muchas personas han optado, bien obligados por la empresa, bien porque les ha surgido y han podido aceptar esa oportunidad, a trabajar desde su hogar.

Al principio puede parecer una situación idílica, ya que puedes trabajar al lado de tu familia, no tienes que desplazarte a la oficina, no hay nadie que te controle (al menos físicamente),  y puedes tener una mayor conciliación familiar, ya que puedes ser más flexible con tus horarios y tu modo de trabajo.

Sin embargo, está opción también lleva consigo una gran responsabilidad y la necesidad de tener una gran organización, para que tu jornada desde tu hogar sea tan productiva o más que si trabajaras desde la oficina.

Para ello compartimos una serie de claves y recomendaciones para aumentar al máximo la productividad de trabajar desde casa.

Lo primero a tener en cuenta es que necesitas una rutina y unos horarios. Antes de comenzar a trabajar, puedes tomar tu desayuno e incluso hacer ejercicio para activarte antes de comenzar tu jornada. Lo importante es que siempre hagas lo mismo y a la misma hora para crear el hábito, ya que en el hogar es más complicado pasar del modo relax al modo trabajo. Cuando vas a la oficina te puedes espabilar de camino, pero en casa cuesta más hacer esa transición.

Una vez has comenzado a trabajar, organiza tu día, dividiendo el trabajo por tareas, mediante una agenda o un calendario.


Para concentrarte en tus tareas, olvida el móvil, las redes sociales y cualquier otra distracción. Es preferible hacer varios descansos durante tu jornada que te sirvan para desconectar y hacer otras actividades, a estar pendiente a muchas cosas a la vez y no rendir lo suficiente por haber perdido el tiempo.

Por otro lado, es importante separar el espacio de trabajo del espacio doméstico. Puede parecer muy tentador utilizar un ordenador portátil y trabajar desde la comodidad de tu sofá, pero eso no es productivo ni aconsejable.

Tampoco es que sea necesario contar con un despacho, ya que, además, no suele ser viable en muchas viviendas tener dedicada una habitación únicamente al trabajo. Sin embargo, sí que puedes montar un pequeño espacio de trabajo en el que tengas todo a mano, y que tu mente lo asocie como tu rincón laboral. Comunícale a las personas que convivan contigo que deben respetar tanto el espacio como a ti cuando te encuentres en él. 

Crear este espacio, además de ayudar a que no te interrumpan, psicológicamente ayuda a compartimentar y separar el trabajo del ocio. Existen diversas formas para contribuir a crear dicha separación, tales como cambiarte de ropa cuando vayas a trabajar o poner un tipo de música concreto que te ayude a la concentración.

En cuanto a los elementos que deberías tener en tu espacio, basta con una superficie en la que tener tu ordenador, agenda, folios y diferente material que necesites. Lo más recomendable es utilizar un escritorio de pie, por sus múltiples utilidades y beneficios.

De este modo, evitamos estar demasiadas horas sentado, y nuestro cuerpo adquiere mayor movilidad, lo que permite mantenerte más activo, evitando los dolores que supone permanecer en una posición incorrecta, como los de hombro, espalda y cuello.

Otro aspecto del teletrabajo al que puede costar acostumbrarse, especialmente a las personas que son muy sociables o que están adaptadas a pertenecer a un equipo de trabajo o relacionarse con diferentes compañeros, es la falta de interacción física diaria. Cuando trabajas desde tu hogar debes encontrar la manera de tener esas pequeñas interacciones, aunque sean de modo online. Por ejemplo, puedes mantener charlas por correo electrónico, o tener alguna reunión informal por medio de videollamada. Estas pequeñas formas de comunicación te ayudan a tener una actitud más centrada y positiva.

Por último, recuerda que seguir el horario laboral que te has marcado es fundamental para conciliar tu vida personal con tu vida laboral, y seguir siendo productivo.

El no seguir el horario marcado puede ser por dos motivos: uno, que te canses y abandones el trabajo antes de tiempo y dos, que tengas demasiadas tareas pendientes acumuladas y dediques demasiado tiempo al trabajo, lo que puede ser contraproducente, ya que el cansancio o el estrés te pueden llevar a ejecutar mal tus tareas.

El primer motivo se soluciona teniendo diversos descansos de corta duración durante la jornada, que te servirán para desconectar y retomar el trabajo con más energía.

El segundo motivo se puede solucionar dedicando los últimos diez minutos de la jornada que te has impuesto a crear una lista de tareas para el día siguiente y anotar tus labores pendientes. De esa forma, podrás desconectar, sabiendo que ya tienes un plan para continuar en la próxima jornada.