El estrés, ese gran tema del que todo el mundo habla a todas horas, en cualquier lugar. Todo el mundo ha sufrido estrés, todo puede ser estresante. ¿Conoces a alguien que nunca se haya estresado? Nosotros, ¡no! Pero... ¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de estrés? ¿Qué experimentamos a nivel fisiológico concretamente? ¿Por qué aparece el estrés? En el blog de hoy, te hablamos de estas cuestiones y de otras igual de interesantes.
Empecemos. Como sabrás, el estrés está relacionado con una serie de reacciones químicas en nuestro cuerpo. De hecho, una de las más interesantes es la que tiene que ver con la digestión. Cuando el estrés aparece, el proceso digestivo es interrumpido con ácido clorhídrico (este hecho podría favorecer efectos negativos a medio plazo, como la aparición de la úlcera). Pero... ¿Por qué se segrega este ácido? Recuerda que el estrés aparece en respuesta a algo que percibimos como una amenaza, esta puede ser real o imaginada (la mayor parte de las veces). Para prepararnos ante esta situación de potencial peligro, el cuerpo activa las herramientas que tiene para disponer de la energía necesaria. Efectivamente, el proceso digestivo requiere de demasiada energía, así que el cuerpo hará lo que sabe para que se deje de consumir.
¿Puede el estrés afectarnos de otras maneras a nivel fisiológico? Sí, el estrés puede favorecer que el ácido, mencionado más arriba, se extienda hacia otras zonas del cuerpo. No suena muy bien, ¿no te parece? Además, la sangre puede empezar a coagularse. ¿Qué sentido tiene que se promueva la coagulación de la sangre? No olvides que nuestro cuerpo está adaptado a los peligros que se nos presentaban hace siglos, y uno de ellos era un ataque físico. La coagulación de la sangre es un mecanismo que puede servir para no desangrarnos en caso de ser atacados. Incluso, nuestro campo visual se estrecha en situaciones estresantes, así, centramos mejor nuestra atención en el “enemigo” que tenemos delante.
Además de la segregación de ácido y la coagulación de la sangre, suceden otras cosas más cuando sufrimos estrés. Seguro que esto te suena: nuestros niveles de adrenalina y cortisol aumentan. Esto es algo no demasiado positivo, pues puede conllevar, a la larga, una acumulación de grasa en la zona abdominal, infertilidad, disfunción eréctil o envejecimiento prematuro... ¡Por no hablar del daño que hace a nuestro sistema inmunológico! Está demostrado que el estrés hace que bajen nuestras defensas, por eso, será más fácil sufrir infecciones como la sinusitis, la bronquitis o diarrea. Además, puede hacer que aparezcan verrugas o herpes de forma recurrente. En fin, no pinta demasiado bien.
¿Qué sentido tiene que nuestro cuerpo se comporte de esta manera? ¿Son útiles para alguna cosa estas reacciones? Como hemos dicho, toda esta serie de reacciones químicas son importantes si nuestras amenazas son similares a lo que supondría enfrentarse a un depredador. De todos modos, si las amenazas son de otro tipo (como por ejemplo, problemas financieros, fechas de entrega o rupturas sentimentales), este estrés excesivo que sufrimos no nos resultará una respuesta útil. Lo cierto es que, por lo general, usamos demasiada energía de nuestro cerebro y nuestro cuerpo para prepararnos para enfrentarnos con un depredador ficticio. Gastamos toda esta energía preocupándonos por algo que no está pasando realmente y que, probablemente, se quede en nuestra imaginación.
En definitiva, el estrés no siempre es la mejor respuesta ante los retos que sufrimos las personas en la actualidad. De hecho, eliminar el estrés hace que recuperes la energía y, por lo tanto, puedas utilizarla de una forma más efectiva y saludable. Si quieres disminuir tus niveles de estrés, te ayudará introducir hábitos saludables en tu vida. Una buena alimentación, el contacto con la naturaleza, un descanso efectivo y un círculo de amigos o familiares con los que desarrolles relaciones en positivo, pueden ser muy importantes para una mente equilibrada. La meditación también es una práctica muy interesante para hacer frente a los diferentes retos y te permite empezar a eliminar algunos de los efectos del estrés que has ido acumulando en tu cuerpo. De hecho, y aunque te parezca sorprendente: muchos la utilizan para aumentar la productividad. ¡Sí, incluso a las personas que desarrollan puestos de alta responsabilidad, meditar les resulta más útil que estresarse!
Hasta aquí llega nuestro artículo de hoy, esperamos, como siempre, que la información que has leído te sirva para que tu calidad de vida y la de las personas que te rodean pueda seguir mejorando. Para seguir leyendo sobre otros temas interesantes, recuerda seguir visitando nuestro blog.