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¿Cómo logramos tener un sueño de buena calidad?

15 septiembre, 2022

Para saber si nuestro sueño es de buena calidad, es decir, si tenemos un descanso óptimo, primero debemos aprender a diferenciar cuando se duerme bien y cuando dormimos mal. Aunque parezca una cuestión sencilla, existen diversos factores a analizar para conocer si el tiempo que dormimos es suficiente y si descansamos lo necesario para nuestro organismo.

El sueño de calidad lo podemos definir como un descanso completo. Para ello, cada  hora que dedicamos a dormir debe ser bien aprovechada. De este modo, no nos sentiremos cansados a lo largo del día y seremos totalmente productivos. 

La clave más importante para saber si hemos descansado bien es la forma en que nos levantamos y la energía que tenemos por la mañana, ya que, si hemos descansado bien, tendremos las energías renovadas y la sensación de aletargamiento propia del recién despertado nos durará muy poco tiempo.

Otro criterio a valorar es el tiempo de sueño. Para un adulto es necesario dormir unas ocho horas diarias aproximadamente. Si duermes entre cinco o seis horas o menos, es probable que no descanses lo necesario y ésto afecte a tu salud.

Por otro lado, también es importante la regularidad del sueño, es decir, si te despiertas a mitad de la noche. Si te sucede esto y el sueño se interrumpe, el descanso no será efectivo. También hay que tener en cuenta el tiempo que tardamos en dormirnos. Si tardamos más de treinta minutos en conciliar el sueño, puede que tengamos algún problema. Uno de los más habituales es la no desconexión tecnológica, es decir, que deberíamos dejar el teléfono móvil al menos una hora antes de ir a dormir, para que nuestro cerebro desconecte y nos relajemos con más facilidad.

Otros efectos que ayudan a deducir que nuestro sueño no es de calidad, puede ser el despertarnos con dolor de cabeza o con la boca seca, síntoma este último de que la persona respira de forma inadecuada al dormir.

¿Cómo logramos que nuestro sueño sea de calidad?

Tener un sueño de calidad no es una cuestión de suerte, sino que hay que aplicar ciertos hábitos para facilitar un buen descanso.

En cuanto al tema logístico, es decir, nuestro lugar de descanso, optar por una cama eléctrica regulable, que nos permita adoptar diferentes posiciones, es una gran opción, ya que aumenta considerablemente nuestras posibilidades de dormir bien, gracias a su comodidad y beneficios.

Tenemos que tener en cuenta que es necesario encontrar una posición correcta que nos evite molestias, dolores o lesiones. Acostarse de espaldas, por ejemplo, puede minimizar daños en el cuello, dolores de cabeza y presión en los pulmones.

Por otro lado, también es muy recomendable dormir del lado izquierdo, ya que favorece la actividad del corazón, la circulación y la digestión, mientras que, dormir del lado contrario, incrementa el reflujo esofágico.

En cuanto a nuestro día a día, hacer deporte y ejercicio físico es fundamental para descansar bien, ya que ayuda a controlar nuestro gasto energético diario y a adaptar a nuestro cuerpo para que descanse por las noches. Se suele pensar que lo mejor es hacer ejercicio a una hora cercana a irse a la cama, para estar más cansados. Sin embargo, está comprobado que ejercitarse por la mañana consume energías que se recuperan por la noche. En cambio, si realizas actividad física antes de acostarte, se elevará tu temperatura corporal, por lo que no es recomendable.

Por otro lado, es importante prestar atención al ambiente en que descansamos. Debemos mantener una temperatura ambiente regular, en la que no sintamos demasiado calor ni frío. Además de ello, es necesario dormir con la mínima luz posible y, si podemos, totalmente oscuras, para facilitar la producción de melatonina, una hormona producida por nuestro organismo para dormir bien, cuyo desarrollo se complica si nos afecta alguna luz.

En cuanto a nuestra rutina, debemos tener cuidado con dormir la siesta. A pesar de que es una buena opción para recuperar fuerzas a mitad de día, sobre todo si tenemos un trabajo a turno partido, debemos controlar el tiempo que le dedicamos ya que, si es demasiado largo, por la noche nos costará dormirnos pronto, y será muy difícil dormir las horas necesarias.

En relación con los hábitos alimenticios, optar por una cena ligera que facilite la digestión y prescindir de las bebidas estimulantes y del alcohol ayuda a descansar mejor. No se trata de quedarse con hambre, puesto que esto sería contraproducente, ya que nos podríamos despertar a media noche e incluso comer algo, sino de evitar las grasas y los alimentos más pesados.

En este sentido, cumplir siempre con un mismo horario, favorecerá que nuestro descanso sea de calidad. Si te acuestas todos los días a la misma hora, tu cuerpo se prepara para descansar cuando llega ese momento, y seguro que darás menos vueltas a la hora de dormirte.