Durante la época escolar, los niños están bastante ocupados con sus rutinas y tareas. Sin embargo, una vez llega el periodo vacacional, puede ser complicado gestionar tanto tiempo libre con ellos, sobre todo para evitar un sedentarismo excesivo y que pasen demasiado tiempo pegados a una pantalla.
Para ello, es esencial que los padres tengan, aunque ésta sea flexible, una buena planificación de tareas y actividades para hacer con los niños que sean educativas a la vez que lúdicas, enfocadas en fomentar la buena relación familiar.
Lo ideal para este tiempo de ocio es, dentro de sus posibilidades y acorde a su edad, darles la oportunidad de seleccionar algunas de las actividades, en función de sus preferencias, además de localizar entornos adecuados para poder disfrutar del tiempo libre.
Cada familia debe planear estas tareas en función de sus condiciones particulares. Sin embargo, compartimos algunas ideas generales que pueden ayudar a ocupar ese tiempo en familia de una forma amena y positiva.
Elaborar una agenda
La primera tarea de organización que podemos realizar para planear las vacaciones es elaborar una agenda juntos. En ella podemos incluir diferentes planes de ocio fuera de casa, como paseos o salidas al parque y tareas para realizar en casa, tanto si tienen deberes como si son ejercicios o libros de actividades buscados por nosotros. Podemos incluir una vez a la semana algún plan más especial que deseen los niños, como la visita a un zoológico, a la playa o a un parque acuático.
Cocinar juntos y hacer tareas domésticas
Para pasar tiempo con los niños podemos involucrarlos en las tareas cotidianas del hogar, especialmente en la cocina y la limpieza. Además de enseñarles a asumir responsabilidades, podemos hacerlo de forma divertida y disfrutar con ellos. Lo importante no es acabar las tareas con rapidez, sino enseñarles cosas útiles y aprovechar el tiempo de calidad en familia.
Desarrollar su creatividad artística
Una buena manera de pasar el tiempo a la vez que desarrollamos su creatividad e imaginación, es permitirles que realicen diferentes habilidades motrices, tales como recortar periódicos o revistas, jugar con plastilina, o pintar y dibujar. Existen murales con los que podemos forrar paredes o suelos y dejarles experimentar y disfrutar de su expresión artística.
Fomentar su interacción social
Durante la época escolar los niños se encuentran relacionándose constantemente, tanto con sus profesores como con sus compañeros. En verano estas relaciones se vuelven casi inexistentes, por lo que debemos fomentar otro tipo de vida social.
Por ejemplo, son muy enriquecedoras las reuniones con otros familiares cercanos, lo que mejora la comunicación con todo tipo de personas de diferentes edades, y les ayuda a conocer más sobre su familia.
También, si nos es posible, podemos invitar en alguna ocasión especial a amigos suyos a nuestro hogar, para que interactúen con ellos en un entorno diferente al escolar, lo que permite estrechar lazos de amistad y sentirse identificados y pertenecientes a un grupo social.
Apuntarlos a un campamento
Esta es una buena opción para que los niños conozcan gente nueva y disfruten de actividades diferentes. Sin embargo, hay que tener en cuenta el carácter y la edad de cada niño y no prolongar demasiado este tipo de actividad. Además, para una decisión así deberíamos tener en cuenta su opinión, ya que se trata de que disfrute la experiencia, no de lo que lo pase mal alejado de su familia si no está preparado o dispuesto para ello.
Realizar actividades culturales
Aunque lo más probable es que en verano visitemos alguna playa o piscina junto con nuestros hijos, existen alternativas que podemos planear con un enfoque cultural. Por ejemplo, visitar un parque temático, una exposición o un museo. De esta forma ayudamos a su desarrollo cognitivo y emocional realizando algo diferente en familia.
Leer cuentos
Escuchar cuentos es muy beneficioso para los niños, ya que mejora su capacidad de escucha, atención y comprensión, además de ejercitar su imaginación. También podemos acudir con ellos a la biblioteca y dejarles que escojan las lecturas que más llamen su atención.
Por último, hay una parte que no tenemos en cuenta cuando planeamos las vacaciones y que en realidad es fundamental. Cuando los niños están todo el día en casa, esto puede suponer un importante desgaste tanto físico como mental para sus progenitores y cuidadores, ya que los niños tienen una gran energía y demandan mucha atención, especialmente los más pequeños.
Por ello, es necesario buscar momentos para realizar actividades en pareja, sin ellos. Podemos apuntarlos unas horas a una escuela de verano, dejarlos con los abuelos u otros familiares y desconectar para recargar pilas. También es importante buscar algún momento para disfrutar de nosotros mismos, como seres individuales, de alguna actividad que nos relaje y nos permita renovar nuestras energías para afrontar el resto del tiempo con calma, paciencia y alegría junto a los niños.