¿Podemos aprender a dormir mejor? La ciencia afirma que sí, existen trucos para mejorar la calidad de nuestro sueño. En el blog de hoy te hablamos de ellos.
En primer lugar, vamos a hablarte del papel que juega el ejercicio en la calidad de nuestro sueño. Existen estudios que demuestran que la hora en la que lo practicamos tiene mucho impacto en este sentido. En concreto, en un estudio se analizaron tres grupos de personas. Cada uno de estos grupos se ejercitará en una franja horaria distinta del día. Así, había un grupo que lo hacía por la mañana, otro a medio día y otro, por la tarde. Tras monitorizar a los individuos de cada grupo, se llegó a la conclusión de que el grupo que era más activo por la mañana pasaba una mayor parte durmiendo más profundamente y en un estadio anabólico. Esto es muy importante, según algunos, científicos por facilitar la absorción de los aminoácidos a través de los tejidos, aumentar la producción de glóbulos rojos y la síntesis de proteínas. En este mismo estudio, se demostró también que las personas que hacen ejercicio por la mañana tienden a dormir más y con ciclos de sueño más eficientes.
Como puedes ver, empezar a diseñar tu rutina diaria teniendo en cuenta el ejercicio matutino no es muy mala idea, ¿no crees? Así que, por muy apretada que sea tu agenda, te recomendamos que saques unos minutos durante las primeras horas de cada día. Los expertos dicen que aunque solo sean 4 minutos, tendrán un impacto positivo en tu sueño.
Bien, entonces, el primer punto para mejorar la calidad del sueño es el ejercicio matinal. ¿El segundo? Efectivamente, tiene que ver con la alimentación. Al parecer, gran parte de nuestra melatonina está localizada en nuestro aparato digestivo. De hecho, hay más en esta zona que en nuestro cerebro. Eso querría decir que el “ambiente” que encontramos en nuestro aparato digestivo es muy importante. Es más, se sabe que hay determinadas bacterias de nuestro sistema digestivo que se comunican con células responsables de crear hormonas relacionadas con el sueño. Por eso, el estado en el que se encuentre esta zona es clave y la comida que introduces determina en una gran manera lo que sucede en ese ambiente. En este sentido, es importante ayudar al microbioma (una comunidad de microorganismos que se encuentra en nuestro cuerpo) y por eso, deberías intentar no introducir alimentos que lo destruyan (como antibióticos, alimentos procesados, etc.). Además, es interesante que introduzcamos en nuestra dieta nutrientes que nos ayuden a dormir bien. Hay alimentos que ayudan a la creación de hormonas relacionadas con el sueño. Uno de ellos es la vitamina C. Aunque todo el mundo conozca esta vitamina por su importancia en el buen funcionamiento del sistema inmune, lo cierto es que también contribuye a la regeneración de los tejidos y ayuda a regular el sueño. Existen estudios que demuestran que las personas deficientes en vitamina C son más proclives a tener un sueño interrumpido y a tener tendencia a despertarse más durante la noche. El magnesio también es un mineral a tener en cuenta, es responsable de muchos procesos químicos que nos pasan inadvertidos, algunos de ellos relacionados con el sueño y la recuperación. También está relacionado con el sistema simpatético. Las deficiencias de este mineral son muy comunes entre las personas hoy en día y es aconsejable, por lo tanto, poner atención a su consumo, tanto a través de alimentos como de suplementos. Hay que tener en cuenta, no obstante, la importancia de controlar las dosis, pues un exceso puede tener efectos laxantes indeseados.
Recapitulemos, hemos hablado de ejercicio y nutrición. ¿Qué más te dice tu intuición que nos debe hacer falta para mejorar la calidad de nuestro sueño? La meditación y la concentración mental son claves. Tanto así que algunos expertos en la materia del sueño afirman que la meditación es igual de efectiva que algunos de los medicamentos contra el insomnio que hay en el mercado.
¿Qué más puedes hacer para mejorar la calidad de tu sueño? Lo hemos hablado en otros blogs: la temperatura, la iluminación (mejor la ausencia de ella), los olores, los sonidos e, incluso, el cableado y las corrientes eléctricas que hay en tu habitación te pueden ayudar o te pueden dificultar el sueño. Por supuesto, no hay que olvidarse de la cama. Una buena cama, con un colchón y unos almohadones adecuados son, indudablemente, unos elementos importantes. ¿Quieres saber cómo es una buena cama? Simplemente, entra en nuestra web para conocer nuestra cama articulada EB01.
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Esto ha sido todo, esperamos que empieces a poner en práctica nuestros consejos y puedas así gozar de la mejor salud y energía.