La inteligencia emocional hace referencia a la capacidad que tienen las personas para desarrollar y gestionar sus propias emociones, lo que permite tener un gran conocimiento y hacer frente a cualquier tipo de situación o conflicto.
Cuando una persona tiene trabajada su inteligencia emocional puede reconocer el límite de sus reacciones y mantener un equilibrio tanto de su comportamiento como de su influencia en los demás. Por tanto, la inteligencia emocional sirve para tomar conciencia de nuestros sentimientos en las situaciones complicadas, ayudando a lograr un ambiente pacífico y a resolver cualquier complicación con entereza y buen raciocinio. Una persona con alta inteligencia emocional es capaz de percibir las emociones de forma precisa, analizando los gestos y expresiones de su interlocutor, comprenderlas, identificarlas y manejarlas sin suprimir ni reprimir ninguna de ellas, aunque éstas sean negativas.
Este término fue desarrollado por el psicólogo Daniel Goleman, quien describe a la inteligencia emocional como el conjunto de capacidades psicológicas que involucran: control, entendimiento y modificación de las emociones ajenas y propias, lo que genera beneficios que favorecen el correcto desarrollo personal de un individuo. No significa que las personas que sean capaces de desarrollar este tipo de inteligencia sean mejores que otras, ya que cada mente es y funciona de un modo diferente, que no es mejor ni peor, y tiene más habilidades para un tipo de inteligencia.
En su libro dedicado al estudio de la inteligencia emocional, explica lo que significa ser consciente de las emociones en las que se basan nuestros comportamientos y en el impacto que ejercen en las demás personas, tanto de forma positiva como negativa, además de dar claves para aprender a manejar dichas emociones, tanto las propias como las ajenas, sobre todo si nos encontramos bajo estrés o presión.
Cómo entrenar la inteligencia emocional
La inteligencia emocional es un concepto que hay que aprender a trabajar, ya que no siempre es sencillo gestionar nuestras emociones y saber aceptar de un modo positivo los comportamientos ajenos e incluso comprender los propios.
En la actualidad, este concepto está más extendido, y se aplica incluso en el mundo laboral. Su objetivo es mejorar la relación entre jefes y empleados, y entre los propios compañeros de trabajo, para crear un ambiente positivo, además de servir como herramienta para comunicarse con los clientes de un modo cercano y empático.
Algunas de las principales claves para entrenar la inteligencia emocional son las siguientes.
No juzgar los sentimientos. Esto se debe aplicar tanto a los propios como a los ajenos. Nuestras emociones nos transmiten mucha información, por lo que debemos dejarlas fluir, ya que son fuentes de información. Por ello, es importante aceptar que se puede sentir tanto alegría como tristeza, miedo, o enfado, y practicar la aceptación de todas ellas.
Trabajar la asertividad. Este concepto se refiere a comunicar tanto las opiniones como las ideas de una forma honesta, pero respetuosa tanto con los demás como con nuestras propias necesidades. Para lograr ser asertivos primero debemos trabajar en la confianza en uno mismo, lo que favorecerá una mejor expresión de nuestros pensamientos.
Practicar la empatía. Otro concepto altamente relacionado con la inteligencia emocional es la empatía. Para poder comprender a los demás es imprescindible saber ponerse en su lugar y sentir sus propios sentimientos como nuestros. La clave de esto, tal y como ya hemos dicho, es sobre todo no juzgar.
Buscar la motivación. Las personas que tienen una inteligencia emocional bien desarrollada son capaces de encontrar la motivación y fuerza de voluntad necesarias para cada momento. Para ello debemos practicar la propia automotivación y animarnos a conseguir nuestras pequeñas metas y objetivos.
Por último, debemos comprender que la búsqueda del bienestar debe estar enfocada en hacer felices a los demás, y no solo a nosotros mismos.
Beneficios de la inteligencia emocional
Son muchos los beneficios que podemos obtener si trabajamos la inteligencia emocional.
Si nos referimos al mundo laboral, los empleados se pueden sentir más confiados al ver que la empresa tiene en cuenta sus opiniones. Por otro lado, los equipos de trabajo son más coherentes y efectivos, aumentando la motivación de los empleados y mejorando la capacidad de liderazgo e influencia y el rendimiento laboral.
Igualmente, en el ámbito educativo está comprobado que la inteligencia emocional mejora el rendimiento académico del alumnado.
A nivel personal, entrenar la inteligencia emocional nos permitirá tener relaciones más sanas, plenas y satisfactorias con nuestro entorno. Además, el poder ser capaces de regular nuestras emociones negativas, nos aleja de diversos trastornos psicológicos, como la ansiedad y la depresión, ya que podemos controlar con mayor facilidad las situaciones y momentos complicados.
Por otro lado, tener inteligencia emocional también nos protege para el desarrollo de trastornos psicosomáticos, como, por ejemplo, los herpes labiales que aparecen en época de estrés, o incluso puede influir ante otro tipo de enfermedades, como la diabetes.
En definitiva, controlar nuestras emociones nos ayudará en todos los aspectos de nuestra vida