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Cómo escoger una mesa portátil para trabajar en la cama

24 marzo, 2022

Aunque no es lo más recomendable, es posible que a veces te apetezca trabajar en la cama o en el sofá. Si trabajas en remoto, conocerás bien esta sensación. Especialmente a última hora de la tarde, cuando falta menos para acabar la jornada laboral, la idea de coger el ordenador y recostarte en el sofá parece que suena muy seductora. También en los días en los que toca madrugar un poco más, nos resulta más cómodo trabajar desde la cama hasta que nos despejemos del todo. Para estos casos, lo mejor es seleccionar una mesa portátil adecuada.

Hay quienes pensarán que es suficiente con situar el ordenador portátil sobre tus piernas y comenzar a teclear. No obstante, si lo has probado alguna vez, habrás comprobado que no es lo más cómodo. De hecho, poco aguantarás trabajando de esta manera, pues enseguida empezarás a sentir un dolor en la espalda y cuello que te complicarán la concentración. Este pinchazo puede ser el inicio de una contractura, así que ¡ten mucho cuidado!

¿Necesito una mesa portátil?

Seamos sinceros. Para trabajar, es imprescindible una superficie sólida y estable que permita una postura natural y saludable. Está bien que te apetezca cambiar de vez en cuando la silla de oficina por la cama o el sofá, pero, al menos, hazlo adecuadamente. Entonces, sí necesitas una mesa portátil. Si nunca has tenido una, enseguida notarás la diferencia en relación a trabajar con el ordenador sobre tus piernas.

Esta necesidad se acentúa sobre todo si dispones de ratón, pues obviamente requieres de una superficie lisa sobre la que deslizarlo. ¿Te has parado a pensar cómo vas a manejarlo sobre las mantas y pliegues de la cama?

Otra razón por la que probablemente una mesa portátil es apropiada para ti es que el ordenador puede llegar a calentarse. Recuerda que este incorpora unas salidas de aire para que esté adecuadamente ventilado. Si las bloqueas con tus piernas, entonces, estás impidiendo que funcionen de manera óptima.

Por no hablar, por supuesto, del calor que puede llegar a emitir el ordenador al tenerlo sobre tus piernas. ¿Te imaginas trabajar así en los meses más cálidos? La solución, por tanto, no puede ser otra que contar con una mesa portátil.

¿Cómo son las mesas portátiles?

Lo primero que llama la atención de las mesas portátiles es que integran unas patas muy cortas para adecuarse a tu altura mientras estás recostado en la cama o en el sofá. Las más innovadoras incorporan un tablero ajustable en cuanto a inclinación. Este, por tanto, puede adecuarse a las necesidades de cada momento, pues no olvides que estas mesas portátiles son igual de útiles para teletrabajar como para estudiar o, incluso, leer. Así que tú decides cómo estás más cómodo.

Pero, además, este estilo de mesas en nada tiene que envidiar a las convencionales. Están equipadas con todo lujo de detalles: desde pequeños cajones a una alfombrilla para ratón. En definitiva, ¿qué características debe reunir una mesa portátil?

  • Tablero ajustable en cuanto a inclinación.
  • Superficie antideslizante.
  • Cajones incorporados.
  • Fabricada en materiales resistentes como el bambú.
  • Diseño multifuncional.

¿Es recomendable trabajar en la cama?

No vamos a negar que todos alguna vez hemos caído en la tentación de trabajar semitumbados. Para esos instantes, las mesas portátiles desempeñan una función esencial, pues ayudan a mantener una mejor postura incluso en estas circunstancias. Y es que, ¿es realmente tan perjudicial trabajar desde la cama?

Desde el punto de vista de la ergonomía, la respuesta es que sí. Como señalamos anteriormente, una mala posición continuada puede traducirse en dolores de cuello, lumbares, muñecas, etc. Pero aún hay más desventajas de trabajar en la cama. Por ejemplo, en cuanto al ejercicio físico. Al teletrabajar en este entorno, la actividad es inexistente, por lo que hace un flaco favor a nuestro estilo de vida, al favorecer el sedentarismo.

No solo hay motivos físicos, sino también psicológicos. No en vano, es importante separar espacios. Esto significa que, si trabajamos con asiduidad en la cama, acabaremos asociando este lugar a la responsabilidad, el estrés, las obligaciones, etc., y no a un santuario del descanso. Aunque no nos demos cuenta, es crucial que nuestra mente desconecte del trabajo. Por la misma razón, suele recomendarse no trabajar en el dormitorio, de modo que nuestra habitación no esté contaminada por el trabajo.

En conclusión, trabajar con dispositivos electrónicos desde la cama o el sofá no es lo más óptimo, pero si vas a hacerlo por periodos cortos, asegúrate de contar con una mesa portátil.

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